No tengo edad

Esnupi 31 Jul, 2017 El despertar de Penélope, Viajando con Esnupi , , , , , , , , , , , , ,

Ayer leía un artículo de El País, en el que hablaba de esa generación de mujeres que no nos sentimos cómodas con lo que se presupone de “nuestra edad” o de a nuestra edad”.

La verdad es que no sé si soy ageless generation  escrito por María Garrido, como se ha denominado a ese grupo de mujeres que «no tenemos edad» o «eternas», lo cierto es que prefiero no tener etiqueta. Y por eso es precisamente por lo que no me gusta hablar de cuántos años tengo o dejo de tener, porque en ese momento se me etiqueta, porque resulto «demasiado mayor para» o «demasiado joven para». En la cabeza de muchas personas, lo que importa no es cómo te sientes, o qué quieres hacer o conseguir, no le importan tus ilusiones, tus objetivos, o ser tú misma. Directamente se te encasilla en tener la edad apropiada o no, para hacer esto o aquello, o para conseguir lo otro, o para desear algo. Lo realmente importante es que lo que pretendes sea acorde a la edad que tienes. Qué absurdo. La verdad. Es una tontería tan grande como no dejarte hacer algo por ser mujer o por ser hombre. Por eso me encanta ver esas historias, sobre todo de mujeres, que bailan rock a los 80 o se tiran en paracaídas, o se echan un novio de 30, o deciden estudiar, o simplemente hacen lo que les da la gana, con el único objetivo de ser felices. Mamá ya no quiero ser artista, ¡mamá quiero ser feliz!

Por supuesto, soy consciente de la edad que tengo, y sé que hay cosas que sería absurdo pretender ahora (por mucho que me guste la gimnasia rítmica o el patinaje artístico, a una olimpiada como que no voy a ir), pero los límites son racionales, y no vienen determinados por lo que es «apropiado» para mi edad. En el último cuarto de siglo, sobre todo las mujeres hemos evolucionado tanto (aunque aún nos queden muchas cosas, muchas por conseguir) que los límites que se nos presuponían han ido alejándose. Somos mucho más que nuestra edad, somos mucho más que una fecha en nuestro DNI. Veo fotos de mi abuela y me pregunto, cómo podía tener menos de 30 en esa foto… resulta increíble.

La verdad es que no quiero ser un número, una cifra, ni una etiqueta. Ir a la consulta de un ginecólogo y que nada más entrar pongan junto a tu nombre «añosa», por favor, ¿¿¿hay expresión más fea???? Sentir la presión de «se te va a pasar el arroz», de que «por tu edad» deberías hacer esto o aquello, y sobre todo cumplir con tus «obligaciones sociales».  ¡¡¡Soy mucho más que eso!!! Mamá, te lo repito ¡quiero ser feliz!

El otro día me encontré por casualidad con una foto mía del año 2007 y lo vi tan claro, hoy 10 años después, no sólo me encuentro mucho mejor, sino que me veo mucho mejor. He superado mi edad, y sobre todo he superado las limitaciones de mi edad. Ahora soy más libre porque hago lo que me apetece, lo que me sale de dentro, porque no me pongo límites marcados por un número. Me da igual lo que opine el resto del mundo, sólo sé que me siento genial, que estoy en un momento fantástico y que nunca más me autoimpondré límites.

No soy nadie para dar consejos, y no lo pretendo. Pero sí me gustaría decir a todas las personas que me lean, y sobre todo a las mujeres, que tenemos muchas más cargas y además socialmente estamos condenadas a estar eternamente jóvenes, que simplemente seáis vosotras, que hagáis lo que os apetezca, y lo que os haga sentir bien, convirtiendo la edad en una anécdota. Esta reflexión no va de estar bien, o verse joven para los demás, esta reflexión va de aprender a querernos, de hacer lo que nos apetezca y sobre todo de aceptarnos y buscar nuestra felicidad. 

Así que para que nadie espere blanco o negro de mí, piense que debo esto o lo otro, simplemente os digo que el 6 de julio cumplí ¡¡¡»taytantos»!!! Y sí, pienso seguir poniéndome minifaldas, riendo, bailando, jugando… y a ver si de una vez por todas ¡¡me monto en globo y me tiro en paracaídas!! Quiero sentirme viva, y disfrutar de esta vida, porque lo importante no es lo que nos de la vida, sino lo que nosotros hagamos con lo que tenemos. Y en ese sentido, ¡¡soy millonaria!!

Lee aquí el artículo completo de El País

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