¡Feliz Navidad!

Llegan un año más la Navidad, esas fechas ñoñas y empalagosas en las que la gente habla de amor, de paz, de salud, de buenos deseos… fechas en las que el rojo se convierte en un color especial, y en las que los pueblos y ciudades se llenan de luces, haciendo que cualquier rincón pueda ser el más especial del mundo… esas fechas en las que nos acordamos de los que no están y en las que hacemos un gesto especial por acercarnos a los que sí están…
¿Sabéis? Estas fechas pueden vivirse desde la crítica de la falsedad que hay tras ellas… desde la postura racional de que no significan nada, de que no son especiales… pueden vivirse con gesto fruncido y protestando ante todo… por el consumismo que entrañan, por la hipocresía que representan, por la mentira que esconden… la verdad, cualquiera es libre de adoptar la postura que quiera… pero yo os voy a contar cómo quiero vivirlas.
No voy a pensar en lo que no tengo, en lo que me falta, en quiénes no están. Quiero centrarme en lo que sí tengo, en quiénes sí están. Me gustan las luces, me gusta cómo se ven las calles, las plazas con esos adornos de colores, me gusta el exceso, y no me importa que no tengan un aspecto chic o cool. Me gusta lo exagerado, oír villancicos, y las sonrisas. Me encanta desear cosas buenas a los demás, porque me sale desde dentro, me gustan las imágenes de felicidad de aquellos a quiénes toca la lotería. Pero sobre todo me gustan las miradas con felicidad…
La vida es actitud y la navidad no lo es menos. Podemos ver lo menos bueno que hay tras estas fechas o podemos agarrarnos a lo que nos gusta. Disfrutar con lo que tenemos, aprovechar para dar muchos abrazos, muchos besos, para dejar las malas caras, para acercarnos a quiénes tal vez nos aprecien menos y mostrarles el auténtico poder de nuestra sonrisa. Salir a la calle y desear felices fiestas a conocidos y a extraños. Buscar alguna cosita que haga felices a las personas que nos importan. No todo es que sea caro, lo importante siempre es recordar que nos acordamos de esa persona que para nosotros es importante.
Mi propuesta para esta navidad es dejar el mal humor a un lado, el centrarme en todo aquello que haga que mi espíritu se reconforte, independientemente de que sea más o menos aceptable para el resto. Prometo sonreír, dar gracias por lo que tengo, y por quiénes tengo. Amenazo con dar besos y abrazos por doquier. Quiero llenar mi espíritu de tranquilidad, de alegría, de ilusión. Pasear por el centro de la ciudad, hacerme selfies con las luces, y con los adornos navideños. Llevar cuernos de reno puestos porque me gusta… hay 52 semanas al año y he decido dejar la coraza y la armadura al menos una, para simplemente permitirme disfrutar de todas esas pequeñas cosas que me hacen recordar cómo se sentía esa niña que aún habita en mí y a la que obligué a crecer demasiado pronto.
Dicho esto… espero que optéis por las risas, los abrazos, los mantecados, el fun-fun-fun, y ¡¡los jerséis ridiculos!!. Divertíos y sobre todo, intentad pasarlo lo mejor posible, aprovechando el momento y viviéndolo con pasión.