No estábamos preparados para vivir esta situación. Parece mentira, hace tan sólo un par de semanas, llenábamos las calles, manifestaciones, conciertos, partidos de fútbol… yo misma participaba feliz en una carrera popular, junto a otros dos mil corredores y corredoras…

Estábamos felices, ajenos a lo que se nos venía encima. No imaginábamos que pocos días después nos encerraríamos. No lo habríamos creído. Ni bares, ni reuniones familiares, ni compras, nada de centros comerciales, ni cines… nada de nada. Todavía había alguna sala de fiestas que invitaba a una macrofiesta con en eslogan “ven a contagiarte con nosotros”. Absolutos inconscientes. Poco a poco durante estos días hemos ido tomando conciencia de la seriedad de la situación. Es la guerra que nos va a tocar vivir a varias generaciones. Es una auténtica pesadilla, una película de terror… pero es REAL. Tenemos que ser cívicos, y muy solidarios. Hemos de seguir las instrucciones al pie de la letra, porque es mucho lo que nos va en ello.

Ser valientes es muy fácil, sólo tenemos que quedarnos en nuestras casas. Pero hoy quiero pensar en las cosas que volveré a hacer cuando esto pase, y sobre todo las que no quiero posponer. Pienso en los abrazos que voy a dar, y en los besos. En las caricias, en los roces. Volver a sentarme con mi familia, en una de esas reuniones llenas de comida y apreturas. Volver a sentir el viento en la cara mientras corro. Quiero risas, quiero que me laven el pelo, mientras cierro los ojos. Bailar, reír, cantar, rodearme de gente que me importa… pero sobre todo quiero hacer lo posible para ser feliz, no postergar más para mañana… no dejar para otro momento esas pequeñas cosas que nos hacen recordar que estamos vivos y sobre todo que la vida merece la pena.

Este encierro debe servirnos para hacernos reflexionar acerca de lo que realmente queremos y lo que realmente es importante. Debe servirnos para recuperar algo de esa ilusión, que de una manera u otra, perdimos por el camino. Saquemos lo mejor de este horror y que lo mejor sea decidir cómo queremos seguir viviendo el resto de nuestras vidas.

¿Te animas a pensar en lo que realmente es importante?