¿Quién es Esnupi?

Viajando con esnupi

Esnupi vivió su infancia y adolescencia en un pueblo, de esos tantos que inundan Andalucía. Le gusta llamarlo Accitania. Criarse y educarse dónde todo el mundo te conoce tiene sus ventajas y sus inconvenientes, como todo en esta vida. Aprendes a vivir con el “control social”, aunque también aprendes el valor de las relaciones personales cercanas. El que en el “spar” te den lo que saben que le gusta a tu madre, o que si vas a una tienda y te falta dinero, puedas llevarlo después, sin necesidad de dejar nada de la compra, o lo que puede resultar más alucinante, que puedas llevarte la ropa a tu casa, sin pagar nada y probártela tranquilamente, y así decidir con qué te quedas. Este tema es importante, porque para alguien que se dedica al marketing, entender en su justa medida el significado de la relación con el cliente, la atención personalizada, la descosificación, y la satisfacción, como ejes en los que se debe de centrar toda política de la empresa, siempre orientada hacia el consumidor, que debe ser la cúspide del organigrama de una empresa, es casi una religión. Aunque antes del Marketing, Esnupi hizo más cosas.

Las relaciones se le daban bien, la comunicación, la historia le apasionaba, y le encantaba meterse en la defensa de toda causa que pasaba por delante de ella “Abogadilla de Pobres” como le llamaba su padre. Mientras que la mayoría no sabe qué carrera estudiar, Esnupi quería hacerlas todas, por eso probablemente terminó decidiéndose por Ciencias Políticas. Una carrera en la que hay un poquito de derecho, de económicas, de historia, de filosofía, de matemáticas… Ideal para ella.

Mientras estaba en la carrera, llevada por ese afán de querer ser mayor, decidió trabajar, más que para pagar sus estudios, que también le sirvió, sobre todo porque ya había decidido con dos compañeros, que cuando terminaran la carrera, iban a montar el primer instituto de investigación social, política y de mercados de Andalucía. Así que ahorró sus 700.000 pesetas para llegado el momento, poder poner su parte. Trabajar y estudiar fue otra de las mejores cosas que pudo hacer, para aprender el valor de las cosas y del tiempo. Además de la Ciencia Política, luego vendrían los estudios de Derecho, de Turismo, y los Master, el más importante por el desarrollo profesional y hasta personal, el de Dirección de Marketing, que le dio la excusa perfecta para reorientar la empresa a este mundo, al que lleva dedicándose realmente desde siempre.

La empresa pasó por diversos momentos, y Esnupi vivió subidas, bajadas. La experiencia internacional con Bulgaria, que fue, es y seguirá siendo algo especial en su trayectoria tanto profesional, como personal. Llegó la orientación hacia el sector turístico, sumándole una cuestión tan importante como el desarrollo local. Y por supuesto, el marketing, la comunicación y la investigación, siempre presentes e impregnando el resto de áreas. Los 20 años dando clases en diferentes escuelas de empresas y de negocios, así como en diferentes master, le han ido ayudando, entre otras cosas, para intentar no quedarse obsoleta.

Así y todo, las cosas iban bien. Esnupi estaba presente en las organizaciones empresariales de su ciudad, peleando por visibilizar a la mujer empresaria, luchando contra ese techo de cristal y ese suelo pringoso del que tanto hablábamos en los inicios de este siglo XXI. Las cosas pasaban, el tiempo avanzaba y parecía que todo era perfecto. Hasta que de alguna manera,  porque a veces los dioses nos lo ponen complicado y nosotros nos dejamos llevar por el tsunami, además de por tomar decisiones lamentables, o por no tomarlas que es peor, y nos arropamos en compañeros de viaje que cuando piensas que suman, lo que hacen es restar, poco a poco Esnupi fue volviéndose insignificante, perdiendo las ganas de vivir, de luchar de todo. Se aburrió, quiso tirar la toalla. Estaba cansada de correr en círculos para no llegar a ningún sitio, aunque aquí surgió un elemento importante y que se convirtió en tabla de salvación para ella. Suena raro, suena diferente, pero fue el fútbol. Primero hablar de fútbol en la radio. Luego empezar a escribir. Hasta que llegó su punta de lanza, el fútbol femenino. De pronto se encontró con una causa para seguir adelante. Todos los requisitos para apasionarla estaban: lucha por visibilizar a la mujer (siempre recuerda cuando por primera vez con nueve años le dijeron que por ser mujer no podía hacer según qué cosas), y dignificar su situación tanto en el mundo del fútbol en general, como en el de su club, con necesidad de importantes elementos de comunicación, de marketing, de negociación, de todo… y así fue como entró, sin buscarlo, en una guerra en la que hoy aún sigue, a la que le ha dedicado mucho, pero sobre todo, una guerra que la salvó del abismo.

Con el fútbol como centro de su pasión, dejó de lado otras cuestiones, por motivos varios, y diversos. Poco a poco, los fantasmas fueron salieron, los dragones aparecieron, el suelo se abrió bajo sus pies, y el cielo cayó con todo su poder… Estaba más muerta que viva, y lo peor le daba igual. Afortunadamente, encontró un faro para poder guiarse, en ese desastre en el que andaba y del que era culpable en primera persona, por no haber estado, por haber dejado, por no haber querido ver.

El último año, 2015, difícil. Año de cambios absolutos, de retos continuos, de caerse muchas veces, pero para siempre levantarse. Año de derribar muros, tabués. Desaprender muchas cosas, para volver a aprenderlas. Enfrentarse a los miedos, luchar contra los fantasmas, y sobre todo, hacer, hacer y hacer más, para poder volver a la vida.

Esnupi ha aprendido que la humildad es lo más importante. Que hay que reconocer lo que no se sabe, o pedir ayuda cuando es necesario. Ha aprendido a salvar obstáculos, a mirar de otra manera y a entender el verdadero sentido de la empatía.

Sigue aprendiendo, sigue luchando con sus propios fantasmas y contra ese ego que es capaz de devorar a cualquiera. Por todo ello ha decidido iniciar este viaje en el que le gustaría que la acompañaseis. Quiere compartir sus penas, sus alegrías, sus logros y por supuesto sus fracasos, porque al fin y al cabo, todo forma parte de una misma película, llamada vida.

¿Os venís al globo de Esnupi?

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