Soñando un sueño

Hoy quiero contaros un sueño. Un sueño que me niego a creer que no pueda ser realidad. Quiero vivir en un mundo dónde lo importante sea lo que eres y no quién eres. Dónde realmente se te mida por tu trabajo, por tu profesionalidad, por tus logros, dejando de lado envidias y miserias.
Sueño con un mundo en el que los derechos y las obligaciones sean las mismas. Un mundo dónde nacer mujer no te impida hacer cosas o te rebaje por tu condición. Un mundo en el que la religión de cada cual, o incluso la falta de ella, sirva para sumar y no para restar. Un mundo en el que nos miremos a los ojos y nos dé igual el color de la piel, en el que sólo veamos La Luz de las miradas.
Quiero ese mundo en el que seamos felices porque exista el amor, en todas sus formas. Porque no nos importe si se trata de hombres con mujeres, de mujeres con mujeres, o de hombres con hombres… un mundo en el que dejemos que cada cual ame en libertad a quien quiera y como quiera, sin reproches, sin disimulos, sin castigos, sin odios.
Un mundo donde sepamos que dialogar es escucharnos, empatizar y hacer lo posible por entendernos y no simplemente sucesiones infinitas de monólogos, en los que lo único que nos importe sea llevar la razón, convencer y vencer dialécticamente.
Quiero un mundo en el que los valores importantes sean la humildad, la honradez, la constancia. Un mundo donde ayudar, ser amables, respetar, sumar y dar sean los que nos guíen en nuestro día a día.
Un mundo donde la gente sea sincera, vaya de frente, hablé con la verdad, y con su trabajo. Un mundo en el que la envidia, las zancadillas, el trepar por encima de compañeros y amigos, no sea moneda de cambio, ni se convierta en algo habitual.
Puede que sea una ilusa… que me consideréis infantil, que suene bobo, pero lo que sí os digo es que cada día me levanto intentándolo. Haciendo que cuando me voy a la cama, pueda repasar el día y sentir que puse mi granito de arena. Creo en que el mundo se puede cambiar. En que sí nos esforzamos y cada cual desde nuestro pequeño ámbito de influencia trabajamos por ello, lo conseguiremos.
El mundo se puede cambiar, podemos convertirlo en un espacio mejor, un lugar más justo, “más mejor”… pero para ello el cambio debe de empezar por nosotros mismos, por nosotras mismas. No busquemos excusas, ni miremos hacia otro lado, simplemente pongámonos manos a la obra. No dejemos de hacer, de pelear, de luchar, y de soñar con ese mundo mejor. Un mundo en el que podamos ser libres. Llegar a donde queramos y en el que merezca la pena vivir.
Cuando me muera, me gustaría dejar un mundo mejor que el que encontré y haber hecho algo ello.