7 Reglas de oro para comprar en un mercadillo

Lo reconozco, me encantan los mercadillos. Me gusta dar vueltas, jugar con los montones de telas para descubrir tesoros ocultos, encontrar cosas diferentes, buscar la joya única, y encima a unos precios increíbles, literalmente increíbles. Además ¿por qué no reconocerlo? se me da bien, porque tengo una amplia experiencia al respecto. En mi Accitania natal, contamos con un populoso mercadillo, que recibe semana tras semana a visitantes ávidos de chollos, procedentes incluso de otras provincias. Se le llama «el sábado», no hace falta preguntar porqué… y sinceramente no me di cuenta de lo ridícula de la expresión «vamos al sábado» hasta que no oí en una de las localidades de la Costa, hoy «toca ir al lunes».
Lo cierto de que es un auténtico placer, aunque ¡ojo!, para las inexpertas e inexpertos, conseguir una compra ideal en un mercadillo, no es fácil, por ello es importante seguir estos consejos que nos ayuden a volver a casa con la sensación de haber encontrado un tesoro y no, de haber sido víctimas de una tomadura de pelo, porque aunque no lo creamos las técnicas más avanzadas de marketing y merchandising se despliegan en los mercadillos. La colocación de la ropa, los carteles caseros, los montones de zapatos… todo está estudiado.
Las 7 Reglas son:
- No vayas con la idea de que vas a engañar a un inexperto vendedor o vendedora. Ni se te ocurra cometer osadía similar.
Te vas a enfrentar a la experiencia personificada en venta, trato con clientes y regateo. Así que ve con modestia y con una sonrisa, no te muestres pedante o «sabelotodo» porque así lo único que harás será perder. La sonrisa y la amabilidad serán tu principal herramienta de combate. Utilízalas con profusión, pero con inteligencia.
2. Lleva un presupuesto pensado.
El efecto que se produce muchas veces en un mercadillo es como el de las rebajas y ante tanta ganga, te puedes dejar llevar y destrozarte el bolsillo, así que es mejor ir con la idea clara del presupuesto con el qué contamos, incluso con una línea roja marcada, «no más de». La emoción de lo «barato» es muy mala consejera, y fácilmente podemos caer en compras por impulso que nos llevan a buscar después la justificación y la necesidad de la compra que hemos hecho, y que realmente “no tiene razón de ser”.
3. Primero hay que dar una vuelta completa.
A no ser que conozcas muy bien un mercadillo, y aun así, es recomendable recorrer los diferentes puestos, y ver un poco todo lo que hay, antes de empezar a comprar. A veces encontramos lo mismo en diferentes puestos, con precios distintos, o con mayor posibilidad de elección de colores, tallaje, etcétera y después lo que queremos es tirarnos de los pelos, así que mejor, evitarlo con esa vueltita.
4. Paciencia y método en la búsqueda.
Cuando llegamos a un puesto de los de «montones», es decir, un puesto en el que hay una montaña de ropa, hay que tener mucha paciencia e ir de buscando de forma organizada. No revuelvas de cualquier manera. Busca desde abajo, hacia arriba, y asegúrate de hacer una batida general y no dejar nada sin mirar, porque ahí puede estar la «joya» que buscas. Cuando el puesto está lleno de percheros, el método es también muy importante. Vas revisando prende a prenda, perchero por perchero, haciéndolo de forma totalmente metódica. El éxito en tu busca, radica en eso precisamente.
5. Ve con tiempo y pensando sólo en pasarlo bien.
Lo mejor de todo cuando vas a un mercadillo es hacerlo sin prisa, con la única idea de divertirte, de pasar un buen rato, y tal vez encontrar algo bueno. A no ser que sea un mercadillo muy «institucionalizado» no es fácil ir a comprar algo concreto y efectivamente conseguirlo, no es imposible, pero tampoco es fácil, aunque las personas muy expertas, sí que lo suelen encontrar. Por eso lo mejor es ir simplemente a divertirse.
6. Tranquilidad, si algo no te sienta bien, puedes cambiarlo.
Los mercadillos cada vez se parecen más a las tiendas, por lo que existe la posibilidad de cambio, aunque no suele existir la devolución del dinero. Poder probarse la ropa en un mercadillo no es fácil. No hay probadores, no hay espejos… es complicado. Pero no te preocupes, cuando llegues a casa, te lo pruebas con tranquilidad y si el resultado no es el que esperabas, vuelve a la semana siguiente, y podrás cambiarlo. La única dificultad estará en que seas capaz de encontrar el puesto, porque cuando lo hagas, ten por seguro que las personas responsables sabrán si la pieza es suya o no, así que no intentes ir a otro, porque no «colará».
7. No te avergüences, es muy cool, y está de moda.
El mundo de los mercadillos está en alza. El verano ayuda, además, pero en este momento el encontrar «tesoros» mercadilleros, está muy bien visto. Se ha puesto de moda no sólo el ir a los mercadillos, si no el alardear de expertía, y sobre todo, presumir de las joyas que se han encontrado. En nuestro armario puede haber de todo tipo de prendas o de complementos, lo importante es que nos gusten y nos hagan sentirnos bien. Lo demás, lo que pueda pensar la gente, lo que nos puedan decir, sinceramente ¡¡importa bien poco!! Recuerda que tú eres quién importa, y cualquier cosa que te haga sentirte bien, nos sirve.
Así que no hay excusas a disfrutar y a divertirse… y si además se encuentran esos diamantes, ya sabéis, a vivirlos.