Vacaciones de verano

Lo cierto es que a veces hay que parar. Parar para coger fuerza, para coger impulso, para saber hacia dónde ir, hasta dónde queremos llegar, o con quién hacer el camino. Las vacaciones deben servirnos literalmente para recargar las pilas. Deben ser ese punto y aparte que le da mucho más intensidad y coherencia a la historia que estamos escribiendo. Se convierten en algo necesario porque nos ayudan a establecer esas pautas que nos indican un final y un principio. Suponen un volver a empezar. Un tener más ganas, tener ilusiones renovadas, tan necesarias en esos momentos en los que se van a asumir nuevos retos, o simplemente para seguir trabajando en lo mismo pero con motivación renovada.

Nos podemos tomar las vacaciones como un simple parón, como un momento de dejar de trabajar y hacer cosas totalmente diferentes o no hacer nada, también vale. Lo importante es que nos sirvan. A cada cual nos sirve de una manera diferente, y nos gusta disfrutarlas de una forma distinta.

Personalmente lo que más me gusta hacer en vacaciones es desconectar conociendo. Me gusta viajar, conocer otros lugares, otras culturas, otras personas, otras formas de entender la vida… para mí es la experiencia más enriquecedora y de la que más se puede aprender. Si me preguntaran por mis vacaciones perfectas lo tendría claro. Viajar, viajar y viajar. Conocer lugares… hay tantos sitios en este mundo que merecen ser conocidos, disfrutados. Soy incapaz de pensar en un único destino, porque son cientos los que me vienen a la cabeza. Y si además esos viajes los haces con la mejor compañía… ¿qué más se puede pedir?

Por cierto, cuando hablo de viajar, y de conocer, no sólo me refiero a destinos exóticos… siempre he creído que lo primero es conocer lo cercano y después lo lejano. En definitiva, aprovechemos este mes de agosto, en el que España prácticamente cierra por vacaciones, en el que ni los alumnos con asignaturas pendientes pueden ir a las bibliotecas universitarias a estudiar, y hagamos esa necesaria parada. Ese alto en el camino que nos permita renacer con mayor fuerza, ese parón para respirar, tomar aire, abrir el foco y ser capaces de ver más allá del día a día y de nuestra rutina.

Aprovechad Agosto, por tanto, que ya ha echado a andar y que antes de que nos hayamos dado cuenta estará dejándonos, con su recorte diario de luz, y con con las primeras rebecas para ayudarnos en sus cada vez más largas noches.