Ponte las zapatillas y ¡a correr!

Esnupi 01 Feb, 2016 Simplemente Esnupi, Viajando con Esnupi , , , , , , , , ,

La verdad, siempre me había parecido que correr era la cosa más aburrida del mundo. No le encontraba la gracia, y reconozco que me he reído, en un alarde de estúpida soberbia de los y las corredoras. Como millones de personas, en mi cabeza, consideraba que correr era de cobardes. Me parecía mucho más interesante y por supuesto, glamouroso, el ir al gym. Apuntarme a la moda del zumba, o al equilibrado pilates, incluso hacerme pasar por una tía cool y apuntarme al yoga u otras cosas espirituales. Pero claro, todo estaba en mi cabeza, porque de verdad, de verdad, no hacía nada más que pos ponerlo para después de lo que fuera… porque cuando queremos, somos geniales para encontrar excusas que por supuesto nos autocomplacen y hacen callar a nuestro pepito grillo interior. Para eso el ego es genial, nos autoconvence de que es absolutamente cierto y que no nos cuidamos porque no tenemos tiempo, convenciéndonos de que ya mañana empezaremos. Pero claro, ese mañana no llega nunca.

Seguro que esta historia os suena. No soy la única que durante muchos años ha ignorado la bondad del ejercicio, eso sí siempre incluyendo excusas perfectas y buscando métodos milagrosos que me hicieran mejorar físicamente y sentirme bien conmigo. Qué tontacon lo a mano que lo tenía y sin embargo, lo lejos que lo veía. Además, conseguir mejorar a través del esfuerzo personal, eso sí que no tiene precio.

En esa vagancia general andaba yo, cuando todo empezó a cambiar. El 13 de febrero de 2015, hice algo genial para mí. Una decisión ideal para mi cuerpo, mi mente, mi salud, y también para mi bolsillo. Algo que sin darme cuenta, se iba a convertir en el inicio del cambio real de mi vida. Algo que se convirtió en esa primera ficha de dominó, capaz de iniciar una auténtica revolución. Así fue como Esnupi dejó de fumar. De pronto. No hubo un último cigarro, un cuando se termine este paquete, un nada. Sólo un «ya no fumo más». Un hasta aquí hemos llegado. Eso sí totalmente convencida y consciente de que era lo que quería. Cuando sabes meridianamente qué es lo que realmente quieres, no necesitas nada más. Ni chicles, ni parches, ni acupuntura… sólo el convencimiento de que hasta aquí hemos llegado.

Tras dejar de fumar, llegó el aumento de peso y ahí me di cuenta de que algo tenía que hacer. Un amigo me recomendó que empezara a caminar primero y a correr después por salud. Así que Esnupi se puso unas zapatillas que tenía en casa. Muy malas, por cierto, y decidió que era el momento de hacerlo. El primer día menos de un kilómetro. Daba una pequeña carrerita y sin aire en los pulmones y con los ojos fuera de las órbitas, seguía caminando… primer día, prueba superada, ahora sólo había que repetir al día siguiente…

Poco a poco, después de un día vino otro. Llegó un momento en el que ya no necesitaba parar para tomar aire andando, y así fue como comencé a correr. Cada día un poquito más, y ya ha pasado casi un año. Adoro superar ese momento en el que creo que voy a caerme redonda al suelo. En el que consigues esa pequeña victoria que hace que te sientas como la mayor atleta del mundo, sacándote una sonrisa para ti misma.

De esta manera, correr poco a poco se ha ido convirtiendo en una necesidad. En algo que hace que me sienta realmente bien. Que me valore más. Que me quiera más. Me gusta correr sola, ponerme mis cascos –sin música es imposible hacerlo-, y salir a generar endorfinas naturales.

He descubierto que hay pocas formas de sentirse mejor. Me ha subido la autoestima, y sobre todo, he mejorado la relación conmigo misma. Mi relación con el mundo empezó a cambiar corriendo.

Di la bienvenida a 2016 saliendo el día 1 de Enero a correr a las 8 de la mañana, disfrutando de lo que hacía y sintiéndome realmente bien conmigo misma. Fue un reto, que denotaba claramente un cambio de mentalidad y de perspectiva. Ahora corro una media de 7-8 kms diarios y lo hago porque me gusta, me hace feliz, me hace sentirme fuerte.

Si yo lo he hecho, cualquiera lo puede hacer. Sólo hace falta querer. Ponte las zapatillas, y ¡sal! Corre, disfruta, diviértete, sé feliz y hazlo por ti, porque quieres, porque tú eres lo primero. No importa que nadie te vea, ni se entere, o que no ganes ninguna carrera… corre sólo por lo bien que te hace sentir. 

Pruébalo y luego, si te apetece ¡me lo cuentas! Sólo puedo decir que no te arrepentirás, ¡pruébalo!

Por si alguien se anima a empezar y necesita un chute de energía, por aquí os dejo algunas ideas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

NOMBRE

MAIL

TELEFONO

CUÉNTANOSLO

×