Yo, puta
Cuando se dice que el lenguaje es una de las más potentes armas de las que disponemos, hay quien cree que no es así, que las palabras no importan, que no tienen fuerza. Puede que haya algunas que no, pero sin duda hay una palabra de tan sólo cuatro letras que tiene un poder devastador sobre mujeres y también sobre hombres. He visto a mujeres llorar, aislarse socialmente, caer en depresión, y sobre todo sufrir, sufrir mucho por esas cuatro malditas letras.
Casi con toda seguridad, cada una de nosotras recuerda algún mal momento vivido a causa de esas letritas. Yo también por supuesto. He llorado, me he sentido «mala«, y he sufrido, porque alguien las ha utilizado contra mí, vaciando toda la maldad y el odio que hay tras ellas.
También he visto a hombres encenderse y poner en jaque toda su testosterona porque alguien utilizaba esa palabra contra alguna de SUS mujeres. Claro, a su propiedad no, ahora bien, olvidando muchas veces la facilidad con que esas palabras han salido de sus bocas, claro está para dirigir su bilis contra «otras», por supuesto, menos puras y castas que las «suyas».
Qué fácil es para un hombre y lo peor de todo, también para una mujer, lanzar su odio contra una fémina, y hacerla sentir como lo peor del mundo, sólo utilizando esas cuatro letras.
Puedes llamar a una mujer ladrona, malvada, hipócrita, interesada, y un largo etcétera que incluye incluso a la palabra asesina, pero ninguna tiene la fuerza maléfica que posee la palabra PUTA. Esta hemos conseguido que se asocie a lo peor de lo peor, no se puede caer más bajo, no se puede estar más denigrada.
Pero si nos centramos en la auténtica etimología de la palabra. Puta es una señora que vende su cuerpo, que ofrece servicios de carácter sexual a cambio de dinero. Hay mujeres que lo hacen como elección propia, y al fin y al cabo realmente tendríamos que considerarlas empresarias autónomas, y tampoco debería de ofendernos.
También están aquellas mujeres que se ven abocadas a la prostitución víctimas del engaño, de la mentira, de la extorsión o de la necesidad. Su situación es de desesperación en muchos casos, de sufrimiento y de dolor. Son auténticas víctimas. ¿Las insultamos encima llamándolas putas? En ese caso nuestra crueldad no tendría límites.
Así que para todos y todas las que utilizáis la dichosa palabrita, con la única intención de causar dolor, tal vez deberíais lavar vuestras bocas antes, o como mínimo ser conscientes del trasfondo que hay tras la misma.
Por todo ello me posiciono. Puta es un piropo, y prefiero ser considerada como tal, prefiero ser puta antes que otras muchas cosas, «interesada», «desleal», «egoísta», «aprovechada», «racista», «ladrona», etc. Eso sí que son insultos con un trasfondo más que feo.
La próxima vez que se os venga esa palabra a la cabeza, pensad fríamente antes de dejarla salir por vuestra boca. Es más que patente que cuando quieres realmente hacer daño a una mujer lo tienes muy fácil, la llamas puta, y ya, se acabó, la has matado socialmente, la has dañado moralmente, la has estigmatizado. No hay una palabra que tenga esa fuerza para humillar u ofender a un hombre.
Pues bien, desde aquí vuelo a decir que quiero reivindicar esa palabra. Seamos conscientes que si tiene ese poder maléfico es porque se lo hemos querido dar. Yo reivindico la palabra, porque en el trasfondo de la misma, en la mayoría de las ocasiones en las que se utiliza se hace realmente con envidia, con resentimiento, con rabia. Se dirige a mujeres a las que se envidia, a las que se desea y no se puede tener, a las que son fuertes, a las que son valientes, independientes, libres. Pensadlo fríamente y veréis como es así. Llegaréis a la misma conclusión. Así que aquí y ahora decido que PUTA es un piropo. Es lo mejor que nos pueden decir, porque quién nos lo esté diciendo, estará reconociendo una inferioridad, un deseo, una envidia, hacia nosotras, las putas.
Ya no permitiremos que esa palabra nos haga daño, o nos haga sentirnos sucias, porque señoras, antes que ser otras muchas cosas, yo prefiero ser puta. A partir de ahora, a quien se le ocurra llamarnos así, la respuesta sólo será una, ¿puta?, nooooo, ¡¡¡mejor reputa!!!
Las palabras tienen poder, claro que sí, pero sólo el que nosotros queramos darle. No lo olvidemos. No permitáis que cuatro letras os hagan daño, y recordad cual es el trasfondo que hay sobre PUTA. Siempre supondrá un dolor por parte de quien lo dice, así que mejor será que se dé con una piedra en las espinillas, porque a mí ya no me va a hacer daño, no me va a doler más, porque sí, soy una puta, ¿y qué?
Comparto tu mensaje descrito la verdad…. me siento identificado ya que dicho tema me toca algo de cerca…. un beso fuerte MJ y te seguiré…. con todo mi cariño «reputa»
Un día siendo adolescente oí » puta, pues mi chocho lo disfruta»…pensé que ordinariez.Hoy desde la libertad que tengo como mujer lo comparto pues estoy en ese momento de la vida en que lo que piensen los demás no me importa nada.