Salto al vacío

A veces cuando has subido al Everest, y has hecho lo más difícil, y además lo has hecho mirando sólo al frente, sin sherpas y a pulmón, sabes que has hecho algo extraordinariamente difícil, pero pese a eso, te sientes vacío. No dejaste de escalar en ningún mundo momento porque así tenía que ser. No te planteaste el porqué, sólo te esforzaste en el cómo. Tenías que salvar tu pequeño mundo, tenías que salvar a los tuyos… y llega el día en que ya están a salvo. En ese momento te paras, tomas distancia, miras hacia los lados, y es entonces cuando te das cuenta de que no te queda nada dentro, te has vaciado y ahora quieres otra cosa.
Quieres correr aventuras, quieres arriesgarte a vivir, y quieres hacerlo sólo porque sí, porque es tu vida, porque quieres volar, quieres surcar los mares a los que nunca fuiste porque querías salvar el mundo, quieres recorrer otros caminos que pese a estar siempre ahí, nunca te atreviste a andarlos, a pesar de saber que tu alma lo deseaba ardientemente.
Cuando esas sensaciones son las que se apoderan de ti, es el momento de decidir. Decidir si quieres seguir pensando en lo que podrías haber hecho, o mejor, lanzarte a la aventura de hacerlo. Muchas veces me han recriminado saber mucho de teoría, pero poco de práctica, haber aprendido todo lo que sé en los libros… y es cierto, por eso quiero hacer y no decir. Quiero saltar, conocer, viajar, inventar, correr riesgos, vivir aventuras.
Quiero no tener la sensación de que todos los días son iguales, pensando que mi vida está escrita. Después del lunes viene el martes y luego el miércoles, y así hasta el domingo… pero y porqué no hacer de un lunes un sábado? De un domingo un jueves? No quiero una vida programada, una existencia preconcebida. No quiero agradar a los demás, vivir buscando la aprobación de los demás. Quiero agradarme a mí misma y por favor, aprobarme de una puta vez. Nunca es tarde si la dicha es buena, por supuesto que no, pero no quiero decirlo, no quiero predicarlo, quiero vivirlo.
Es complicado de entender, es difícil comprender porqué ahora, pero para mí es el momento. Es ahora o nunca. No quiero mirar hacia atrás y arrepentirme de los trenes que no cogí, el pasado, pasado es, no lo puedo cambiar. Tampoco puedo seguir posponiéndolo, engañándome a mí misma con la búsqueda del momento perfecto, de la ocasión perfecta, porque no existe. Por ello he decidido que sea ahora, que sea ya. Nadie me puede asegurar que no me vaya a estrellar, pero pese a eso necesito saltar, quiero saltar, por mí, sólo por mí, por aquella niña que quiso ser mayor, por aquella adolescente que se reveló, por aquella joven que tenía tantos sueños, tantas ilusiones… por todas esas mujeres que he sido hoy tengo que tomar el toro por los cuernos. No quiero esconderme tras unas obligaciones que ni sintieran sin mías. Me debo una oportunidad, una oportunidad para ser yo, simplemente yo. Y ese momento siento que es ahora o nunca, y apuesto por vivirlo ahora. Voy a saltar al vacío y por supuesto que tengo miedo, a todo, pero ese miedo no quiero que siga siendo la excusa que me ancle en la cobardía de no atreverme a ser yo, a ser lo que realmente quiero. Es mi momento y quiero vivirlo. Tal vez no se me comprenda, pero la aprobación de los demás no puede ser la que me lleve a decidir. Por todo ello salto al vacío y lo hago ahora.