Deseando darle al play de nuestra vida

Parece mentira, pero ya han pasado dos semanas de confinamiento. Dos semanas desde que se paró el tiempo, y desde que sin aviso previo, nuestra vida se quedó en un stand by del que esperemos salir pronto. Deseamos volver a darle al play de nuestras vidas. Soñamos con poder hacer tantas cosas, con volver a disfrutar de esos pequeños detalles, de los momentos que antes pasaban desapercibidos, a los que no les prestábamos atención.
No sé cómo lo estáis pasando vosotros. Seguro que inventado para llenar las horas que tienen los días, que en muchos casos, parecen haberse duplicado. Nuestra vida se ha llenado de nuevas formas para todo. El zoom ya no sólo sirve para reuniones de trabajo, ahora también es una forma de reunir a las familias, a los grupos de amigos, e incluso de quedar para tomar unas cervezas y disfrutar de unas tapas con una charla y unas risas. Hemos tenido que descubrir nuevas Apps que nos sirven para todo, para pagar, para buscar supermercados o farmacias, para dibujar, para que nos recomiende películas o series… Las viejas máquinas de coser han vuelto a ser protagonistas en muchos salones, y su tintineo se ha convertido en sinónimo de solidaridad. Ahora hacemos visitas virtuales a los museos, que en muchos casos seguro que han supuesto el primer acercamiento a una pinacoteca. Vamos al teatro desde nuestra pantalla, disfrutamos de macroconciertos con los grandes artistas del momento hablándonos directamente a los ojos desde sus salones y flipando con los filtros de Instagram, como los Estopa. Hemos aprendido muchas cosas nuevas y estamos aprendiendo a vivir de otra manera. Aunque eso no significa que no estemos deseando volver a las calles y sobre todo que volvamos a tocarnos a estar juntos.
Y en todo este cambio de paradigma total estamos quienes vivimos este confinamiento en soledad. A nosotros además nos ha tocado aprender a pasar todo el tiempo del mundo con nosotros mismos. Tenemos los teléfonos, las videollamadas, las redes sociales, pero el único ser humano con el que nos encontramos es con nosotros mismos. Y la verdad, fácil, lo que se dice fácil, no es. Aparecen fantasmas, miedos, y daños ocultos. Los pensamientos llegan a resonar en la cabeza, y a parecer que salen y toman vida propia.
No es fácil no, pero puede ser una muy buena ocasión para conectar con nuestro yo real. Puede ser el momento de aprender a comprendernos, de querernos un poquito más, de mimarnos, y hasta porqué no, de darnos un autoabrazo.